ASÍS, 18, 19 y 20 de septiembre de 2015. Concluyó la primera peregrinación internacional organizada por S.A.R. el Príncipe Carlos de Borbón-Dos Sicilias, Duque de Castro, Jefe de la Casa Real de Borbón-Dos Sicilias y Gran Maestro de la Sagrada Orden Militar Constantiniana de San Jorge, a la cual participaron numerosos Caballeros y Damas procedentes de toda Italia y del extranjero.
La Sagrada Orden Militar Constantiniana de San Jorge es una Orden Ecuestre cuyos orígenes, por tradición, se remontan al Emperador Constantino, después de la aparición de la Cruz en Saxa Rubra, por lo tanto es considerada la más antigua entre las órdenes caballerescas. Se propone propagar la Fe y glorificar la Cruz. Ofrece su contribución para la acción y las actividades en las obras, la asistencia social y hospitalaria. La antigua institución caballeresca, adecuándose a las realidades y necesidades del mundo actual, se ha prefijado como objetivo la acción inmediata y adecuada en favor de las situaciones desfavorecidas presentes en nuestra sociedad. A este respecto, el Gran Magisterio de la Orden ha indicado, como argumento del proyecto de asistencia, “El hambre de nuestro vecino“, es decir las exigencias de quienes, cerca de nosotros, se encuentran en la indigencia y en situación de necesidad.
Durante estas tres jornadas en Asís, el Gran Maestro quiso que la mayor atención fuese dirigida al argumento de la infancia desfavorecida. Y propiamente en el Instituto Seráfico de Asís, uno de los centros sanitarios italianos de excelencia que promueve y desarrolla actividades de acogida, diagnosis, rehabilitación, asistencia sociosanitaria, recuperación y reinserción social de niños y jóvenes con discapacidades múltiples, se celebró el acontecimiento más significativo del Peregrinaje constantiniano: la donación del “Duetto kid” (una bicicleta especial para niños discapacitados). Los jóvenes pacientes del Seráfico, afectados por graves patologías motoras, sordera y ceguera, están prácticamente excluidos por un mundo en el cual la comunicación es uno de los aspectos más relevantes para la integración en el complejo social.
Después de la entrega de la donación, bendecida por el Obispo de Asís S.E.R. Mons. Domenico Sorrentino, en el auditórium del Instituto se realizó un debate titulado: “El amor es sordo – el camino hacia la integración social”. El encuentro se abrió con los saludos del Presidente del Seráfico, Abg.da Francesca Di Maolo y de S.A.R. el Príncipe y Gran Maestro Carlos de Borbón-Dos Sicilias. Luego se sucedieron los discursos del Lic. Giacomo Brambilla, Presidente de la Federazione Italiana Sport Silenziosi (Federación Italiana Deportes Silenciosos); del Cab. Renzo Corti, Presidente del Ente Nazionale Sordomuti della Lombardia (Ente Nacional Sordomudos de Lombardía); del Prof. Mario Giuseppe Carulli, Presidente Nacional del Comitato Organizzatore Eventi Speciali (Comité Organizador Eventos Especiales) y de S.E. el Emb. Don Augusto Ruffo de Calabria de los Príncipes de Scilla, Gran Prefecto de la Orden Costantiniana. El Emmo. y Rvdmo. Cardinal Gran Prior Renato Raffaele Martino presentó el saludo final. El debate fue moderado por la Lcda. Francesca Nocerino, Periodista y Presentadora del Tg2 (Telediario).
El sábado 19 por la tarde, en la Basílica de San Francisco, tuvo lugar un concierto de música clásica. La excepcionalidad del evento consistió en el hecho de que las piezas fueron ejecutadas con el preciosísimo violín Stradivarius “ex-Bazzini” de 1715, tocado por el Maestro Cab. Matteo Fedeli y acompañado por una Orquesta de Arcos.
Por la noche, en concomitancia con el inicio del Viaje Apostólico del Santo Padre a Cuba, los Caballeros y las Damas Costantinianos reunidos en Asís, guiados por el Gran Maestro, quisieron tributar un homenaje a Papa Francisco y a su apremiante acción para la paz en el mundo, con una sugestiva procesión de antorchas que recorrió las calles de la Ciudad hasta la Basílica de San Francisco.
La peregrinación internacional en Asís se concluyó, el domingo 20 de septiembre, con la solemne Celebración Eucarística presidida por el Cardinal Renato Raffaele Martino, Gran Prior de la Orden, en el magnífico marco de la Basílica superior, pintada por Giotto.
