Una noble, antigua y gloriosa familia
La tradición hace que la rama principal de Casa Borbón remonte al siglo VIII después de Cristo: el fundador, Childeprando, fue un hermano de Carlos Martillo, y por lo tanto tío abuelo de Carlos Magno. En todo caso, la certeza de la documentación histórica la hallamos en el siglo IX: los señores de Bourbon, vasallos del conde de Bourges, fueron propietarios del mismo castillo (hoy Bourbon-l’Archambault) y un documento del tiempo habla de un tal Aimar, fundador, entre 916 y 922, del monasterio de Souvigny, cerca de Moulins, definido como “miles clarissimus”, mientras otro documento que data de 936 habla de su hermano Guido, conde de Borbón. Igualmente, otro documento de 953 habla de Aimone I, hijo de Aimar, y le describe como un hombre bastante potente para no creerse sometido a los condes de Bourges y a las señoras del feudo de Bourbon. Le sucedieron Archembaud I (980-1031), Archembaud II (1034-1078), que fue titulado Príncipe y Conde de Borbón, Archembaud III (1078-1105), al que sucedería su hijo Archembaud IV, pero el título fue usurpado por su tío Aimone II (1105-1116), cuyo hijo siguió bajo el nombre de Archembaud V (1116-1171). Éste logró apretar uniones de sangre con los Capetingis: por ello se casó con Inés, Condesa de Saboya y hermana de Alice, mujer del Rey de Francia Luís VI. Tomó parte en las Cruzadas con valor. Además perdió a una joven edad a su único hijo y dejó todos sus bienes a su hija Matilde (1171-1215) – (su madre era Alice de Borgoña).
Después de una primera infeliz boda, Matilde se casa con un valeroso general del Rey Felipe Augusto, Guy de Dampierre, tan valeroso como su hijo, Archembaud, conocido como “el Grande” (1215-1243), con el cual se inicia la familia de Borbón-Dampierre, amplió mucho sus dominios territoriales. Con su hijo Archembaud VII se presentó nuevamente el problema de la sucesión: murió en las Cruzadas en Chipre, y dejó dos hijas, las dos novias de los hijos del Duque de Borgoña. Matilde II heredó los títulos paternales (1249-1262), y luego su hermana Inés (1262-1288). Y aquí tiene lugar el gran suceso, destinado a cambiar la suerte de la familia Borbón. La hija de Inés, Beatriz (1277-1310) se casa con Roberto de Clermont, sexto hijo de S. Luís IX, Rey de Francia. Empieza de este modo la rama principesca de Borbón, ya emparentada con la rama principal de los capentingis, Reyes de Francia. Por tanto descendientes directos de S. Luís IX y Carlo Magno (por el cual heredaron el símbolo de la azucena de Francia) [Los historiadores aún hoy en día discuten si Eude, tío de Hugo Capeto, fundador de la dinastía real de Francia, descendía de Carlo Magno. Todos tiene claro que la madre de S. Luis IX, Blanca de Castilla, descendía de Carlo Magno; y que– además de Eude y de Hugo Capeto y de la incierta tradición de Childeprando hermano de Carlos Martello – el hijo de Beatriz y de Roberto, Luis I, nieto de S. Luis, y toda su descendencia, tenían la misma sangre que el fundador del Sagrado Romano Imperio, la encarnación histórica de idea de majestad terrena del mundo cristiano].
La línea de los Duques
El hijo de Roberto e Inés, Luís I (1310-1341) obtuvo el título de Duque del Rey Carlos IV de Valois (se extinguió mientras tanto la línea directa de los Capetingis). Pero no fue esa línea dinástica la que tuvo mejor suerte. Es necesario dejarla de lado y seguir la trazada por el tercer hijo de Luís, Jaime I (1342-1361), héroe de guerra como el hijo primogénito (murieron los dos en batalla), que consiguió a los títulos de condestable de Francia y conde de La Marche (y otros feudos). Su heredero, Juan (1361-1393), también valeroso hombre de armas, se casó con la heredera del condado de Vendome que designó a su segundo hijo Luís (1393-1446), promotor de la línea de Borbón-Vendome. Recordemos por tanto la línea sucesoria: Juan (1446-1478), su hijo Francisco (1478-1495), su hijo Carlos (1495-1537), que en 1515 consiguió por intercesión del Rey Francisco I el título de Duque transmisible a los herederos, el hijo Antonio (1537-1562), heredero del Ducado y, por la boda con Juana de Albret, Rey de Navarra.
La subida al Trono
Hasta tal punto tal rama de Borbón se volvió la más importante, en parte por el final de otras ramas y por el título real de Navarra, que Antonio empezó a revelar sus objetivos de conquista del Trono de Francia. Dicha pretensión se vio reforzada por la tragedia de las guerras de religión en Francia entre católicos y hugonotes protestantes. Antonio se volvió jefe de la facción hugonote, entrando en guerra civil con la familia de los Guisa y con dicha familia Real, representada por los tres hijos del Rey Enrique II (muerto prematuramente en 1559) y Caterina de Médicis.
La línea Real de Francia
Muerto Antonio, su hijo y heredero Enrique, vencedor efectivo de las guerras religiosas (habiendo muerto todos los hijos de Enrique II y Caterina y los Guisa) siguió su política. Enrique quería entrar en París para coronarse Rey, pero la ciudad le hizo una resistencia encarnizada, imponiéndole como condición el repudio del protestantismo y la conversión al catolicismo. Enrique aceptó y en 1594 París le acogió coronándole Rey de Francia y Navarra por gracia de Dios, bajo el reconocimiento papal. Los Borbones se trasladaron a soberanos de Francia.
Llegado al Trono en 1594, Enrique de Borbón asumió el título de Enrique IV Rey de Francia y Navarra (1594-1610). Después de él, el Trono pasó al hijo Luís XIII (1610-1643) bajo la regencia de la madre María de Médicis hasta que hubo alzanzado la mayoría de edad, y por lo tanto, a la muerte de Luís XIII, al hijo Luís XIV, niño de cinco años, bajo la regencia de la madre Ana de Austria, coadyuvada por el Mazarino.
Luís XIV, el Rey Sol, tuvo un largo reinado (el más largo de todos los tiempos, si se calculan los años del momento en que, muerto el padre en 1643, se vuelve oficialmente Luís XIV Rey de Francia y Navarra, aunque bajo tutela materna). En todo caso uno entre los más largos, si se quiere en cambio partir de 1661, año en que – muerto el Mazarino – toma llena posesión de la soberanía también por el punto de vista del ejercicio del poder político, proclamándose “primer ministro de él mismo”. En todo caso, un reinado entre los más largos, si se considera que tuvo lugar a partir de 1661, año en que – muerto el Mazarino – toma plena posesión de la soberanía también por el punto de vista del ejercicio del poder político, proclamándose “primer ministro de sí mismo”.
Hasta este momento, la Casa de Borbón sólo mantiene un Trono, el más importante y glorioso del mundo junto al del Sagrado Romano Imperio (efectivamente, los dos Tronos que le subieron directamente a Carlos Magno). Pero acontecimientos históricos imprevisibles estaban cambiando la suerte de los descendientes del Rey Sol.
En España la dinastía Habsburgo reinó desde los tiempos de Carlos V. En 1556 el emperador del Sagrado Imperio Romano dividió sus vastos dominios entre su hermano Fernando, al que confía los territorios del Imperio y el título de Emperador y el hijo Felipe II, al que confía el Trono de Madrid y todos los dominios de ultramar y de Europa, entre los que se incluye el virreinato de Nápoles y Sicilia. Nace de esta manera la rama de Habsburgo de España, paralela a la rama principal de Austria, poseedores del título Imperial. Al fin del siglo XVII, la rama española se extingue con Carlos II, debido a que no tiene herederos directos. Se planteaba la cuestión de la sucesión al Trono de España, sobre el que avanzaban las pretensiones de Luis XIV y el emperador Leopoldo I de Habsburgo: ambos por consiguiente se casaron con las dos hermanas de Carlos II, la mayor con el Rey francés, la menor con el Habsburgo. Por varias razones, Carlos II de Habsburgo nombró en su testamento como heredero universal a Felipe de Angió, nieto de Luis XIV, con la cláusula de renunciar a sus derechos a la Corona de Francia; en subordinación nombró al archiduque Carlos de Habsburgo, segundogénito del emperador Leopoldo. Así fue como, a la muerte de Carlos II en el año 17000 , Felipe de Angió sube al Trono de Madrid bajo el título de Felipe V. Pero naturalmente ésto provocó la reacción de Austria, y también de las otras grandes potencias que temieron un exagerado refuerzo de Luís XIV ( que, sin embargo, actuaba como señor de España en la prácticas), por lo que apoyaron la candidatura de Carlos de Habsburgo.¡La Guerra de Sucesión española iba a empezar!
Los Borbones sobre el trono de España, Felipe V y la Guerra de Sucesión Española
Nacido en Versailles el 19 diciembre de 1683, hijo del Príncipe Luís, Delfín de Francia, y de María Ana de Baviera, el duque de Angiò sólo tenía diecisiete años cuando se convirtión en el heredero de la Corona de España. Felipe V no estaba preparado para ocupar el trono de Rey, pero vigilaba sobre él la figura de Luís XIV, que calculaba gobernar España a través de su nieto: le puso como ayuda un consejo formado por probados ministros, de la escuela colbertiana, que iniciaron las reformas que establecía en Francia también en España. Le fue de consuelo la boda con María Luisa Gabriela de trece años, hija del Duque Victorio Amadeo II de Saboya, celebrada por fiscalía en Turín el 11 de septiembre de 1701. Una revuelta reventada en el reino napolitano le obligó a ir a Italia. Confió la regencia a su joven cónyuge, que con la ayuda de clérigos, hombres de gobierno y sobre todo de la Princesa Orsini, la “camarera mayor” colocada intencionalmente a su lado por Luís XIV para defender los intereses franceses en Corte, supo mostrarse a la altura del encargo. Después de haber restablecido el orden en Nápoles, el estallido de la Guerra de Sucesión española le obligó a partir para Piamonte y Lombardía, donde combatió contra el ejército austríaco del archiduque Carlos, mostrándose como un valeroso soldado. La suerte le hubiera sido favorable si Holanda e Inglaterra no se hubieran aliado con Austria, dando una vuelta decisiva a la guerra. La flota hostil entraba en el puerto de Cádiz y ocupó los territorios españoles meridionales. Mientras tanto Carlos de Habsburgo se hacía proclamar Rey en Madrid bajo el nombre Carlos III Rey de España.
En 1709 incluso Luís XIV empezó a abandonar a su nieto a su suerte pero Felipe, también sustentado por la fidelidad de su mujer, de Orsini y de los castellanos, supo encontrar la fuerza interior para resistir, para seguir combatiendo por su Trono, situación que llevó a su abuerlo Luis XIV a volver a luchar activamente por él. Pero también le ayudó el hecho que mientras tanto, habiendo muerto en Viena el emperador Leopoldo, y el emperador José I su primogénito – este último sin herederos – la Corona imperial pasó justo a Carlos de Habsburgo, que asumió el título de Carlos VI Emperador. En este punto, las potencias que hasta aquí le habían apoyado contra Felipe se echaron atrás. De hecho, si Carlos VI también hubiera conseguido el Reino de España con sus dominios, se hubiera re-creado la situación de Carlos V, situación que Luís XIV no lhubiera permitido nunca, a costa de la guerra total en Europa. Es más, en todo caso fue una perspectiva que no gustó a nadie en Europa. La guerra duró hasta 1712 cuando empezaron las negociaciones por la paz y, puesto con los hombros al muro, Felipe V tuvo que optar entre futuros derechos a la sucesión en Francia y al mantenimiento de los territorios italianos , y por otra parte, el Reino de España con la renuncia de los dominios italianos en favor del Imperio (así el virreinato de Nápoles y Sicilia pasó otra vez a los Habsburgos, esta vez, de rama austríaca). Los herederos de la monarquía francesa se empeñaron en renunciar a cualquier pretensión sobre España, y con el Tratado de Utrecht de 1713, suscrito por Francia, Gran Bretaña, España, Portugal, Prusia y Saboya, Felipe V fue reconocido fundador de la dinastía de los Borbones de España. Pero, por supuesto, con la clara condición de la renuncia a cada derecho a la corona francesa y con la renuncia de parte de la rama principal de Francia a cualquier derecho sobre la corona española. Por lo tanto, ahora la Casa de Borbón reina soberana con dos coronas bien distinguidas: la francesa con Luis XIV, conocido como el “Rey Sol” (todavía vivo; en 1715 murió y el pequeño Luís XV, bisnieto del Rey, pasó a reinar bajo la regencia del duque de Orléans), y la española, con Felipe V como monarca. En febrero de 1714 murió la Reina María Luisa Gabriela. Al año siguiente el Rey Felipe V se casó con Elisabeta Farnese, heredera del Ducado de Parma y Plasencia, mujer tan inteligente y capaz como la primera. Cansado de la larga sumisión a Luís XIV, Felipe V, inestable en salud y sujeto a crisis depresivas, acabó por confiar completamente a lsucónyuge y al cardenal Giulio Alberoni, hombre de gran ingenio, las curas del Estado. La influencia francesa en la corte se vio de este modo sustituida por la influencia italia. Nino Cortese, curador de la voz “Felipe V” en la “Enciclopedia italiana”, comenta: «Y fue época de reconquista, porque España se puso entonces a la reconquista de una parte de sus antiguas posiciones perdidas en Europa». En efecto, como vamos a ver, Elisabeta Farnese dedica todo sus esfuerzos para asegurar, por una decenal política, el Reino de Nápoles y el Ducado de Parma y Plasencia a su hijos. En 1724 en enero Felipe V abdicó en favor de su hijo el Príncipe de Asturias, casado con Elisabeta de Montpensier, hija del Duque de Orléans, que se coronó Luis I Rey de España. Pero por viruela, Luis Ituvo que restituir la corona a su padre que se vio obligado a seguir reinando. Desde este momento la verdadera protagonista fue Elisabeta que quería dar el gobierno de los Estados italianos a sus hijos. Felipe murió en 1746 le sucedió Fernando VI, hijo de su primera mujer, sin herederos al que sucevió a su vez Carlos , hijo de Elisabeta, en 1759 (Carlos III Rey de Nápoles que dio descendencia a la rama española de la Casa Borbón).
La obra maestra de Elisabeta Farnese: otro Trono y un Ducado para los Borbones
En 1714 el cardenal Alberoni organizó la boda entre el viudo Felipe V y Elisabeta Farnese, nacida en Parma en 1692 (morirá en Madrid en 1766). Elisabeta pronto se reveló muy lista, despediendo de Orsini, la consejera establecida por Luis XIV, y aliándose con Alberoni.
Dio a la luz tres hijos (uno llegará a ser arzobispo de Toledo) y una hija. Se dedica con todos sus esfuerzos a tratar de asegurar el Trono a sus hijos (el heredero del Trono de España era Fernando, el hijo del Rey, por eso Elisabeta siempre pensó en reconquistar Nápoles) y los Ducados de Parma y Piacenza (heredera por extinción de la Casa Farnese con el Duque Antonio que fallece en 1731).
La Guerra de Sucesión Española se acabó después de catorce años con los tratados de Utrecht con fecha de 13 de julio de 1713 y del Rastadt de 7 de marzo de 1714, firmados con esta finalidad: “conservandum in Europa equilibrium”, es decir, conservar el equilibrio en Europa.
Desde el nacimiento de Carlos, (Madrid, 20 jenero 1716), la política externa española se propaga y obtiene (entrando en la Cuadruple Alianza en el Tratado de Aja de 17 de febrero de 1720) el reconocimiento de los derechos de Carlos y la doble sucesión de los Farneses y de los Médicis, que después de los Tratados de Cambrai (1721), Viena (1725) y Sevilia (1729), el Imperio acepta a través del Segundo Tratado de Viena de 1731: Carlos tiene los Ducados de Parma y Plasencia bajo la tutela de su abuela, La Duquesa viuda de Parma, y en Florencia se proclama sucesor al último Granduque de Toscana (tutor del joven príncipe).
Elisabeta Farnese obtiene su primer éxito, aunque el Rey de España y sus sucesores podían tener los estados italianos. Aqui está la raiz de las Casas de Borbón de las Dos Sicilias y de Borbón de Parma.
Con arreglo al primer Pacto de familia de 1734 (España tiene parte en la guerra de sucesión polaca) Carlos reconquista Nápoles y la Sicilia después de la batalla de Bitonto el 25 de mayo de 1734 y se traslada a Rey de Nápoles y Sicilia ( Tractados de Viena de 1735); él renuncia a los Ducados de Parma, Plasencia y Toscana que pasan(sin la Toscana pero con la Guastalla) al hermano menor Felipe, Jefe de la Real Casa de Borbón-Parma, segundo hijo de Elisabeta Farnese y yerno de Luis XV.
El Tratado de Aquisgrana de 18 de octubre de 1748 (cuando Fernando VI, hijo de Felipe V reinaba en España) estableció la sucesión después de la elección de Carlos como Rey de España. Ésta es la situación cuando el 10 de agosto de 1759 Fernando VI, Rey de España, muere sin dejar herederos.
Carlos fue reconocido Rey de España según una ley de la Casa de Borbón de España, el “Nuevo Reglamento para la Sucesión de estos Reinos”, seguida por su Pragmática con fecha de 6 de octubre de 1759, pero renunciando al Trono de Nápoles en favor su hijo Fernando. Todo esto provocaría el inicio de la división de las Dos Casas Reales.
Rey Carlos precisa «(…) que la orden de Sucesión establecida por mi nunca pueda llevar la unión de la Monarquía de España con la Soberanead y Dominios Italianos, de forma que los Varones y las Hembras de mi Descendencia arriba mencionados, sean admitidos a la Soberanead Italiana, siempre que no sean Rey de España o Príncipes de Asturias ya declarados o por declararse.»
Por lo tanto, los descendientes de Childeprando (de Carlos Magno y S. Luis IX, también) están sentados en cuatro emplazamientos: Francia y Navarra, España (con sus dominios), Nápoles y Sicilia, y los Ducados de Parma y Plasencia. Cuatro familias de una misma rama unida por el pacto de familia, un alianza contra todos los enemigos.