Nápoles, 29 de septiembre de 2017 – ¿Un nuevo santo napolitano? Se discutió el pasado 29 de septiembre en Nápoles durante una conferencia organizada con motivo del 140 aniversario de la muerte del Venerable Cardenal Sisto Riario Sforza, en la Sala de la Biblioteca de Castel Capuano, en presencia del Obispo de Aversa, Angelo Spinillo.
La conferencia, organizada por el Instituto de Investigación Histórica de las Dos Sicilias, y que recibió el patrocinio de la Real Casa de Borbón de las Dos Sicilias y de la Orden Constantiniana, reiteró la índole de un ilustre napolitano, el Cardenal Sisto Riario Sforza, quien fue Arzobispo de Nápoles de 1846 a 1877, más de treinta años que sin duda fueron un orgullo para Nápoles y para la Iglesia napolitana.
De familia noble, hijo del Duque Giovanni y de Maria Gaetana Cattaneo di San Nicandro, Sisto Riario Sforza nació el 5 de diciembre de 1810, el mismo año del nacimiento de Fernando II.
Después de llevar a cabo misiones diplomáticas delicadas encargadas por Papa Gregorio XVI, fue consagrado Obispo de Aversa con sólo 34 años y seis meses más tarde fue trasladado a Nápoles como Arzobispo. También estuvo muy cerca del Papa Pío IX durante su exilio napolitano y se convirtió en su estrecho colaborador. Asimismo fue muy activo en la promoción de la creación de nuevas parroquias y nuevas instituciones para la asistencia material y espiritual a los necesitados y enfermos, aun en su casa, adelantándose a su época, interviniendo con frecuencia no sólo personalmente, sino también con sus bienes.
En enero de 1846, fue consagrado Cardenal por Papa Gregorio XVI.
Su actividad fue valiosa durante el cólera, en 1854, por lo que Fernando II le confirió el honor más alto del Reino de Nápoles, la Ilustre Real Orden de San Gennaro, y a nivel internacional, el Gran Maestro de la Orden de Malta le confirió el título de Balì de Gran Cruz.
Le resultó difícil aceptar la disolución del Reino de Nápoles y la anexión del mismo al Reino de Italia y se negó a recibir a Giuseppe Garibaldi, y siempre siguió siendo íntimamente un verdadero borbónico. Por este motivo fue exiliado en 1860 por unos cuantos años, que pasó entre Roma y Terracina, para volver a Nápoles en 1866. En noviembre de 1869, de nuevo se negó a bendecir el Príncipe de Nápoles (el futuro Vittorio Emanuele III) e incluso a asistir al Te Deum en la Basílica de San Lorenzo Maggiore. De su santidad ya se hablaba mientras vivía hasta el punto que la Curia de Nápoles le regaló una preciosa estola pertenecida a San Carlo Borromeo, del que era muy devoto.
Recientemente, en enero de 2012, el Papa Benedicto XVI, a la luz de todas sus actividades, le dio el título de “Venerable”. Murió el 29 de septiembre de 1877 debido a una enfermedad que había contraído un mes antes. En su elección como Papa, León XIII dijo públicamente que si el Cardenal Riario Sforza aún estuviera vivo, habría seguramente sido elegido Papa en su lugar.