Los “Sitios Borbónicos” son los territorios que bajo el Reino de Carlos y de Fernando IV fueron adquiridos por la Corona. Eran los casales de campaña ricos con vegetación facílmente convertible en un lugar de descanso. Como el más encantador (la “Real Delicia”) es el Palacio Real de Carditello, hacia San Tammaro, en el sur de Capua.
El territorio largo mil hectáreas, pertenecía al Conde de Acerra. En 1745 Rey Carlos lo compró porque le parecia idóneo por cazar (habitat ideal por los aves como faisanes y aun por jabalí, zorros y liebres) y donde poder crecer caballos y búfalos en particular femininas que producen la leche para hacer la exquisita mozzarella, famosa en el mundo entero.
Situado en el centro se encontraba una masería llammada “La Selva”, un deposito de trigo y productos agriculos. Pronto se transformó en un “casino real” para el descanso de los Reyes durante el periodo venatorio.
El arquitecto Francesco Collecini, trabajando en la revisión del Belvedere de San Leucio, tuvo que dedicarse a ésto también, aunque Vanvitelli fue el supervisor de los dibujos. Fernando IV quiso terminar la construcción y activar una empresa agricula. Desde 1784 se edificaron el establo, la escudería, la vivienda de los vaqueros, el establo de las búfalas, la torre donde se tractaba los lácteos.
A los dos lados del casino se erigieron ocho torres utilizadas como viviendas de los habitantes del sitio que está precedido por un estadio ancho para las ferias y las competiciones hípicas, delimitado por dos cortes cuadratas. La entera propiedad medía 1750 hectáreas. Fernando consideraba Carditello la prueba de su interés en la antigua política agrícola.
El Palacio Real
La entera propriedad se extende por 300 metros y está constituida por un pequeño elegante palacio central a dos pisos y dos complejos laterales divididos por dos ingresos, todavía no hay verdadera división entre los ambientes para atestiguar la absencia de barreras entre el Cortes y la comunidad.
Abajo se encuentran las cocinas, el armería y las viviendas donde residían los criados allì destinados. Dos escaleras llevan al piso superior donde hay el apartamento real y el salón de las fiestas. Resulta particularmente interesante la pequeña iglesia de estilo setecentesco con decoraciones preciosas por artistas de la Corte, como Philip Hackert (pintor y decorador de los Sitios Reales). Tapicerías de Pietro Durante en papeles de Fischetti embellecian el salón mayor.
Después de 1861 el sitio, como siempre, se quedó desamparado (con actos malvados de iconoclastía política: se rasparon los frescos de los Borbones) Hoy está en restauración y desde 1978 se puede visitar junto al Museo de Cultura Campesina.